Conjunto de diversos movimientos artísticos que surgieron a principios del siglo XX, en un contexto muy convulsionado a nivel político, económico y social. Tuvo su mayor desarrollo en Europa (especialmente en Francia) y, más tarde en Hispanoamérica (especialmente en Argentina y México).
El impresionismo. Se vincula principalmente con la pintura. Se destaca por su representación de la luz y los colores puros, sin prestar demasiado detalle a las formas.
Expresionismo. Se destaca por la expresión subjetiva que refleja los sentimientos más profundos del ser humano.
Fauvinismo. Se vincula a la pintura con óleos. Se destaca por el uso de colores estridentes, contrastantes y trazos agresivos.
Dadaísmo. Se destaca por romper con todos los códigos y sistemas establecidos en el mundo del arte, en especial, de la pintura y de la escultura.
Ultraísmo. Se destaca por su oposición con el modernismo y la Generación del 98. Es una reducción literaria a una metáfora, con el uso de nexos y adjetivos inútiles.
Surrealismo. Se destaca por considerar la existencia de otra realidad y del pensamiento libre. Plasma en la pintura, un mundo absurdo e ilógico que mezcla los sueños con la realidad.
Cubismo. Se destaca por el uso de formas geométricas. Rompe con la perspectiva tradicional e intenta alcanzar una cuarta dimensión.
Futurismo. Se destaca por romper con los valores estéticos del pasado y por reflejar la modernidad, el dinamismo, las máquinas y la exaltación de la guerra.
Los artistas de vanguardia buscaban desafiar los límites impuestos por la tradición. El desarrollo sin precedentes de las ciencias y las nuevas tecnologías tuvo un gran impacto en las obras.
La regla era la experimentación con nuevas nociones de belleza y fealdad. Los artistas se nutrieron del estilo de vida de las metrópolis y su ritmo acelerado, la psicología y temas tabú ajenos al arte.